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Mostrando entradas de enero, 2021

NIÑO DESPISTADO

 Siempre se olvidaba de todo... unas veces la mochila del colegio, otras el abrigo, y otras, se olvidaba de dónde tenía que ir y dónde estaba. En principio a él no le importaba demasiado, pues era un niño, pero en el fondo si le afectaba. Los despistes eran continuos y la gente a su alrededor no le entendía, pero el se sentía bien consigo mismo. Sin embargo, hay algo que él hacía y que otros  parecían olvidar... Y es que él siempre pensaba en que necesitaban los demás y cómo se sentían las personas que había su alrededor. Para eso se diría que tenía una especial atención, y la gran mayoría un gran despiste.

BARRIO

Allí nunca pasaba nada interesante, decían los más jóvenes. Demasiados robos, decían los más viejos. Pero Pablo era un niño que siempre encontraba la parte mágica y maravillosa de la vida. Le gustaba mucho su barrio. Observaba asombrado como las cigüeñas sobrevolaban la iglesia y los tejados de las casas de Vallecas y se posaban en lugares imposibles de creer, con una elegancia y maestría impensable. También le encantaba observar a la gente de su barrio. Todos tan diferentes… la cultura, el color, las costumbres. Para Pablo era un espectáculo admirable. Pero lo que a Pablo más le llamaba la atención era la “Casa de la Parra”. Tenía una gran parra enredada a una pérgola situada en la entrada de la casa. Tres escalones y un pequeño patio decorado con plantas, figurillas de duendes y dos entrañables abuelitos observando siempre desde sus sillas de forja, formaban parte del teatral escenario. Pablo juró haber visto a los duendes de su patio cantar, bailar y reír en la noche y asombrado les