Llevaba semanas andando por un interminable sendero de álamos. Al final del sendero esperaba encontrarme con una casa abandonada, propiedad de mis antepasados. Cuando vi que llegaba al final, los árboles desaparecieron y no vi rastro de casa alguna. Pero al pasar los dos últimos árboles, aparecí de pronto dentro del enorme salón de una imponente casa. Tenía una decoración victoriana y estaba repleta de fotos antiguas y enormes cuadros con retratos de mi familia. Los grandes ventanales se elevaban desde el suelo hasta el techo, y estaban vestidos con cortinas de seda. Un portón al fondo tallado en madera de roble, daba acceso a otra sala que parecía i. Abrí el gran portón y me topé con una preciosa escalera de caracol elaborada con madera de ébano. Bajé lentamente y empecé a oí unas voces conocidas. Cuando llegué al piso de abajo, me encontré con un enorme comedor y una preciosa y alargada mesa puesta, repleta de comensales. Allí estaba esperándome toda mi familia. Hasta treinta gener
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