Entro en su cuarto y sólo veo puntos
luminosos esparcidos en una oscuridad total y etérea. Brillan con una intensa
luz, oscilando cada pocos segundos, de un lado para otro. Después su destello
se hace más tenue, y vuelve a brillar con fuerza de forma intermitente de
nuevo, como si fuese una misteriosa fuente de energía. Tardo en darme cuenta de
que es un cielo estrellado. Un pequeño retazo del universo ha venido a parar de
forma inexplicable a esta habitación, en el suelo de aquel familiar cuarto,
donde hicimos tantos experimentos Dani y yo. Experimentos de todo tipo:
extraños, atrevidos, retorcidos y todos ellos muy peligrosos. Siempre queriendo
retar los límites de la realidad sin ver las consecuencias de aquellos actos.
Ahora entiendo que pasó aquel día, aquel martes noche, cuando desapareció la
familia de mi amigo Dani. Él quería ir allí. Aquel increíble lugar al que
alguna vez fuimos. Por poco morimos en el intento por una confusión milimétrica
de coordenadas. Le dije que esperara. El sistema de ondas todavía no estaba
listo para aguantar tanto tiempo encendido y transportarnos tan lejos de forma
segura. Pero nunca hacía caso. Siempre iba al límite… y al final esto. Un error
de campo ha hecho este enorme agujero negro en su cuarto y se ha tragado a él y
a su familia. Me temo que no hay nada que hacer. Si tratara de rescatarles de
ese agujero negro no duraría ni un segundo. Me quedo en silencio, pensativo,
mirando al universo; pero pronto unas voces perturban el sepulcral silencio del
cuarto. Oigo unas voces familiares. Primero confusas, pero después reconozco
alguna. ¡Es la madre de Dani! También oigo a su padre. Después oigo a Dani y a
su hermano. Gritan mi nombre una y otra vez.
—¡Enrique!
¿Me oyes? ¡Lánzate! ¡Hemos llegado por fin! ¡No te lo puedes perder!
Me quedo
confuso. Parece que no están tan mal al otro lado del universo y creo que han
llegado al planeta que llamábamos Paraíso Esmeralda. Pero no me atrevo a
lanzarme. ¡Eso es una locura! La superficie del suelo estrellada empieza a
crecer. Empieza muy poco a poco a subir por las paredes y me echo hacia atrás,
pensativo, intentando tomar una decisión. ¿Me lanzo? Miro el reloj. Giro
la cabeza hacia atrás y veo el pasillo donde está sentado el gato de Dani que
clava en mí su mirada. Empieza a maullar como si quisiera decirme algo. Se pone
de pie y comienza poco a poco a avanzar hacia mí. Después corre y de un
gran salto sobre mi regazo para que le coja en brazos. Le sostengo y nos
miramos fijamente el uno al otro durante unos segundos. Ya entiendo. Vamos, le
digo, y vuelvo a mirar el reloj del cuarto. Sin más preámbulo doy un paso al
frente y nos sumergimos en la oscuridad del universo mientras seguimos oyendo
las voces de Dani y su familia.
—¡Bien
hecho! ¡genial! ¡habéis tardado demasiado jajaja!
Que pasa después??? Te quedas con ganas de más
ResponderEliminarsupongo que se quedan en un lugar mejor, alejados de los malos rollos de la humanidad. Un lugar paradisíaco con total libertad.:)
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