Desde que la adoptaron sus padres, a los 6 años, no paró de
leer libros de todo tipo. Antes, en el orfanato, apenas podía. Sin embargo, sus
padres adoptivos rápidamente descubrieron que la lectura era su gran pasión y
que su inteligencia era única. Tan sólo necesitaba un par de horas para leer un
libro de gran tamaño. Leía uno tras otro y nunca se cansaba de leer. Además, leía
libros de todas las temáticas y para todas las edades. Pero los libros que más
le interesaban eran los de cultura general y las grandes enciclopedias. A la
edad de diez años empezó a ir a bibliotecas para absorber toda la información
de los libros más técnicos. Cuando cumplió veinte años ya había finalizado dos
carreras y había leído todos los libros habidos y por haber, pero su voracidad
de aprendizaje no había cesado, así que decidió viajar por el mundo. Despidiéndose
de sus padres y seres queridos partió de su casa y comenzó su viaje por todo el
mundo, donde podría ver con sus propios ojos todo sobre lo que había leído. Fascinada
vio lugares increíbles y experimentó multitud de vivencias. Aprendió cientos de
nuevos idiomas y costumbres y cuando creyó oportuno regresó con sus padres. Su
viaje se había alargado y sus padres ya tenían una avanzada edad. Cuando por
fin pudieron de nuevo hacer su primera reunión familiar después de mucho tiempo,
sus padres decidieron confesarle que ella había sido adoptada y que nunca
supieron quiénes eran sus padres. Ella no dijo nada, tan sólo sonrió y les dijo
que en doce días les confesaría algo también. Pasados los doce días un extraño
objeto llegó a la casa. Una pequeña nave esférica había se había posado en el
jardín del chalet. Los padres de la niña no salían de su asombro y no paraban
de mirar el extraño artefacto. En ese momento salió su hija y les dijo que
había llegado la hora de irse. Debía volver con su familia que la esperaba en
otro lugar. Se despidió afectuosamente de sus padres adoptivos y les confesó
que siempre supo la verdad de su procedencia. La habían enviado a la tierra
aprender todo lo que pudiera sobre la especie humana y ya había terminado su
plazo. Despidiéndose de nuevo y dirigiéndose a sus padres añadió:
—He
aprendido mucho con mis libros. También en mis viajes. Pero jamás olvidaré todo
el bonito momento que he vivido con vosotros y las lecciones que dejáis en mi
corazón.
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