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MANIFESTACIÓN EN MADRID

MANIFESTACIÓN EN MADRID

 

Después de subir una de las calles principales, giré a la derecha y empecé a ver un montón de gente que se agolpaba al llegar a la plaza de sol, el punto álgido de la manifestación en Madrid. No había banderas ni eslóganes, así que no entendía muy bien que reivindicaban todas esas personas. Lo cierto es que parecían tener mucha prisa y ansia por llegar al centro de la capital. Los manifestantes no iban en grupo, ni en familia. Cada persona iba por libre, sin compañía alguna. Incluso los niños pequeños iban solos. Tampoco hablaban entre ellos. Parecían zombies con el objetivo de agruparse y … ¿luego qué? Quería descubrir aquel enigma. Algo que ni siquiera en los medios de comunicación estaban informando. Al cabo de pocos minutos, ya no se podía llegar a la plaza de la cantidad de gente que había. Estaba abarrotada. El aforo estaba más que completo, así que me quedé bastante lejos del núcleo de la manifestación para ver de qué se trataba. Durante quince minutos no pasó nada. Pero después los manifestantes se volvieron como locos, peleándose los unos con los otros por llegar al centro de la plaza de sol. una extraña energía parecía atraerles y apoderarse de su voluntad. Pero no sólo la gente de a pie se comportaba así. La policía actuaba igual. Millones de personas empezaron a llegar de todos los puntos de la ciudad caminando por las calles y carreteras. Los coches habían dejado de circular. Muchos habían sido abandonados en mitad de la calle. Poco a poco, empecé a ver que un halo de luz bajaba del cielo y empezaba absorber a todos los que estaban en la plaza de sol. Sus cuerpos flotaban como una bolsa de plástico en un día de viento perdiéndose entre las nubes. Cuando una remesa de gente se elevaba y desaparecía, empezaba a elevarse flotando la segunda remesa y la plaza se vaciaba rápidamente. Después se llenaba de nuevo y pasaba lo mismo. ¡Aquello era una locura! Ahora ya sabía que allí nadie se manifestaba.  Algún misterioso poder les estaba abduciendo. Me alejé rápidamente en sentido contrario a la plaza de sol. Corriendo como un poseso y viendo como todos los ciudadanos parecían estar poseídos y absortos en un sueño hipnótico. Pero a los pocos segundos, la muchedumbre me observaba malhumorada. Entre ellos una pequeña niña gritó:

- ¡Atrapar al desertor, trata de escapar!

Poco a poco más personas se unieron a la niña gritando enfurecidas las mismas palabras acusadoras, mientras corrían hacia mí. Yo traté de correr todo cuanto pude y cuando doblé la esquina de una pequeña calle donde casi no había gente, logré levantar la trapa de una alcantarilla y meterme dentro. Cuando empecé a caminar por los túneles subterráneos me encontré con un montón de gente que había huido de la misma manera y hablé con ellos de lo ocurrido. Nadie sabía nada de lo que pasaba hasta que un anciano que se encontraba allí nos explicó el porqué de todos aquellos acontecimientos.

-El hombre ya ha colonizado otros planetas y necesita mano de obra. Se quieren llevar a más de quinientos millones de seres humanos de la tierra para crear una nueva civilización allá arriba. Me temo que no será fácil escapar a la llamada de los que nos quieren esclavizar. La mejor solución es quedarnos durante largo tiempo en los túneles y que se olviden de nosotros. Ya lo hicieron hace trescientos años y ahora vuelven a necesitar gente. Suerte que nuestros cerebros han podido bloquear la señal de abducción MX7. Son pocas personas los que logran hacerlo. Os mostraré el camino para aguantar aquí abajo el mayor tiempo posible.

En media hora aparecimos en una gran galería donde se había formado una micro ciudad secreta bajo tierra. Conectaba los túneles de alcantarillado con unas antiguas galerías de metro. Allí empezaríamos una nueva vida.   







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