Aquellas zapatillas fueron mi mejor regalo de cumpleaños, pero nunca supe quien me las regaló. Cuando leí el pequeño libro de instrucciones que venía en el interior de la caja de las zapatilla no me lo podía creer. Ponía que se podía viajar en el tiempo con ellas. También indicaba algunas habilidades que tendrías con ellas puestas tales como subir por la pared esquivando los efectos gravitatorios, poder dar saltos de vértigo y alcanzar la velocidad del sonido corriendo. Eran blancas y rojas fosforito con una pequeñas ráfagas naranjas que despedían brillos titilantes. ¿Pero de donde habrían salido aquellas increíbles zapatillas? Las saque de la caja y me las puse en los pies. Me até los cordones con decisión y lleno de entusiasmo y las activé con el botón “Power Active Now”. En ese momento las franjas naranjas y rojas se iluminaron más todavía y la cámara de aire se activó. También las pantallas que tenía en el interior. Nervioso e intrigado a la vez, marqué el año en la parte superior de la lengüeta. Su pantalla digital era muy intuitiva y tan sólo poner el año viajabas en segundos hasta allí. Dos mil cien, ese fue el año que puse. Pulsé el botón azul y en tan sólo tres segundos estaba en una ciudad del futuro. Era de noche. Enormes edificios luminosos se alzaban hasta las nubes adoptando retorcidas y oblongas. Miles de anuncios publicitarios luminosos proyectados en forma de hologramas se habrían paso en los pocos espacios que quedaban entre los edificios. Las calles atestadas de gente con vestimentas fluorescentes, reflectantes y luminosas, todo a la vez. Era de noche pero se veían muchas luces de colores. Se escuchaban diferentes melodías de canciones que salían de los mismos edificios y la gente consumía extrañas bebidas de llamativos colores. Empecé a correr con mis nuevas zapatillas entre la gente esquivándoles ágil y rápidamente. Recorrí plazas y parques saltando todo tipo de obstáculos. De pronto llegué a una zona menos concurrida donde hay estrechas y oscuras calles entre los enormes edificios. Me metí en una de las calles y aproveché la poca vigilancia para correr por la pared del más raro y retorcido edificio. Empiecé a correr por la pared todo lo que pude mientras pienso lo alucinantes que son estas nuevas zapatillas. Cuando estoy a la mitad del recorrido salté a otros edificios para probar nuevos retos y superficies. Corrí por las paredes de cemento, por los muros de cristal por las vigas de acero y por nuevos materiales futuristas que ahora utilizan en construcción, como si de un videojuego se tratara. Seguí subiendo cada vez mas alto y cuando me quiero dar cuenta estoy entre las nubes. De pronto me crucé con un grupo de chicos que van con una especie de chándal negro, con capucha, gafas oscuras y zapatillas igual que las mías. Asombrado les miré. Uno de ellos se acercó y pone su mano en mi hombro.
-Pero…¿Quiénes sois? – Pregunté.
-La pregunta es: ¿Quién eres tú? Eres el elegido.
-¿El elegido?
-El elegido por nosotros. Somos los jumpers. Recorremos el mundo con las zapatillas que diseñamos y elegimos a los mejores y mas atrevidos corredores para que nos acompañen. Por cierto, ¿Te gustó nuestro regalo?.
-Eh… me encantó.
-Nos alegramos mucho. Ahora ¿Te vienes al pasado? Si es así, síguenos.
-A toda velocidad desaparecemos entre la neblina de la futurista y colorida ciudad para sumergernos ahora en el pasado.
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